miércoles, 9 de mayo de 2012

DE NUEVO LA POLÍTICA DEL MIEDO DEL PRC


En ocasiones uno puede cometer un error sin ser consciente de ello. Me explico. En el artículo de ayer hablaba de un funcionario que indicó a los instaladores de la marquesina que o se anclaba bien, o se la llevaría el aire.

En principio, mi informador, en ningún caso ha sido el funcionario (entendido como empleado público). Desconozco si el empleado público se lo había dicho a alguien o no; ni me importa. Lo que sí me importa es que después de públicado el articulillo me indiquen que he puesto en riesgo a ese funcionario, a ese empleado público. Que por otro lado ni sé quién es ni me importa.

Lo que sí me importa es lo que esto significa. Significa que el PRC que ha venido despotricando, desde la oposición, contra los trabajadores del Ayuntamiento de la manera más injusta y deplorable que un político pueda hacer; se ha visto desmentido por el buen hacer de ese empleado público que viendo que no se instalaba bien la marquesina, ha cumplido con su obligación de decirlo. Y así la marquesina ha quedado bien instalada.

Por lo tanto, a dicho empleado público hay que darle un premio. Un premio de reconocimiento de su buen hacer, de su buen funcionamiento (que viene de función y de aquí funcionario también). Y ya ven ustedes, en vez del premio de reconocer su buen hacer nos encontramos que “he puesto en riesgo a esta persona”.

Si esto es así, hay algo que no solo no funciona en Guriezo que no son los funcionarios, los laborales, los interinos, los eventuales; los trabajadores municipales todos. No funciona la propia democracia. Hay algo peor. Funciona la política del miedo. La más bastarda de las políticas.

Pero digo más. Si lo que funciona es el miedo, mala bestia nos hemos echado a la cara. El miedo. Me habían comentado tiempo atrás, pero no quise creérmelo del todo, que el primer día de “los desvelos de nuestros nuevos mandakaris” habían reunido a todos los empleados públicos para amenazarles si no cumplían “su misión”. Hoy, vistas las recomendaciones recibidas me lo creo. Hemos vuelto otra vez, desgraciadamente, a las andadas.

El miedo señores míos, en una democracia que se precie, no tiene ningún sentido. Yo no tengo ningún miedo. Es más, no les tengo ningún miedo a estos caballeretes que se doblegan a los poderosos y machacan a los humildes empleados municipales y a los humildes ciudadanos. Que aplican la Ley del Embudo. Lo ancho para mí y lo estrecho para ti. No tengo ningún miedo a las políticas del cristianismo más salvaje del “Conmigo o contra mí”. Eso no cabe en una democracia que se tenga un poco de respeto a sí misma. No lo tenía en el tardofranquismo ¿y lo voy a tener ahora?

A los empleados municipales les diré que, visto lo visto, lo peor que les pueden hacer a partir de hoy es subirles el sueldo. El miedo suele tener varias salidas airosas. Una es la de echarse para adelante y morir matando. Poco recomendable. Otra es que te paraliza. Y de esa parálisis solo se obtiene: que te dobla primero; acto seguido te enculan y se te suben a la chepa. Con esa carga en la espalda es imposible ponerse derecho. La dignidad vencida y el orgullo de ser bajo mínimos, son el lastre que te afondan la vida con el miedo.

LA COSA DEL EMBUDO Y LAS INJUSTICIAS.

Hace ya tiempo que nuestro Alcalde hizo una tejabana muy molona en su terreno. Ignoro si se autopidió permiso o no para hacerlo.

Les digo esto, porque últimamente le ha dado por paralizar la construcción y ordenar el derribo de las tejabanas de algunos vecinos. Con el argumento de que no habían solicitado el correspondiente permiso. Al mismo tiempo permite que otros vecinos mantengan sus tejabanas y casetas de aperos sin los permisos necesarios. Y nadie dice nada. Los perjudicados dicen que no van a jorobar a los otros. Los otros se dicen, no voy a decir nada no sea que me toque a mí también. Y mientras tanto, nuestro Alcalde está ampliando la suya en estos mismos días. Esperemos que se haya autopedido el correspondiente permiso.


Un saludo y corred la voz.

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