La Oficina y su Agente de
ayudas al empleo y al desarrollo local
Ninguno de ustedes, casi, se
acuerda ya de qué pasó con aquello de crear la oficina de empleo y desarrollo
rural. Historia que empezó en 2015, con partida presupuestaria y todo,
partiendo de alguien libre de toda sospecha. Poco a poco se fue diluyendo como
el humo del cigarrillo con el que estoy flagelando mi insignificante salud.
No se extrañen si les digo que
esta es otra de mis pesadillas. Una más que engloba el desencanto que sufro
cada vez que pongo mi granito de arena por una opción y esta sale rana. La
preocupación que algunos albergaron, oponiéndose cual marujo-cuñao, por la
creación de este servicio de apoyo al empleo y al desarrollo rural, todavía me
calienta la boca. Sobre todo, porque en estos días, desde ese grupo municipal del
que ustedes me hablan, se les llena la boca y se cuelgan la medalla de otra
cosa que no han hecho. Pero además lo argumentan con que “lo de la gándara” así
en minúsculas, digo yo, “gracias a nuestra gestión no costará dinero al
municipio de lo que estamos muy contentos y que este dinero que se ahorra
el ayuntamiento sea destinado para cualquier otra necesidad que son muchas”.
Fíjense que los subrayados
anteriores (es nuestro), manifiesta la obsesión de centrar las políticas de
mejora y mantenimiento del servicio de aguas, no ya en la gestión propia; sino
en las subvenciones. Y sin embargo,
cuando se trató de ayudar a la búsqueda de empleo y el desarrollo rural, cuyas
subvenciones al 80% del proyecto vendrían, por supuesto, del gobierno de
cantabricia se opusieron como lobos (a los que se quieren cargar que hace pupa
al ganadero) y los otros se cagaron como nenes de cuna. El proyecto se fue al
carajo.
Pasados ya cinco largos años,
camino de seis, me vuelve a la memoria y me molesto en mirar los datos del paro
en el pueblo. Cierto es que son de los más tranquilos del Estado y, a pesar de
ello, no me tranquilizan. No. En este enero pasado el paro alcanzó el 6,35% que
no es gran qué, el 4% se considera pleno empleo. Hay que joderse. Lo que me
preocupa son las 148 personas que buscando empleo no lo encuentran.
Si de la creación y puesta en
funcionamiento de la oficina de empleo y desarrollo local, 40 personas
encontraran empleo, yo me daría por satisfecho. Pues un buen número de esos 40
dejarían de tener que mendigar las ayudas sociales. Imaginen que nuestro
ayuntamiento me hiciera caso, como no hicieron caso en su día a otros
proponentes, y se pusieran manos a la obra y 50 mil euros para el proyecto. De
esos euros nos volverían en subvenciones 40 mil, que no es que nos los ahorramos,
como creen y dicen algunos tuercebotas. Solo que no es lo mismo pagar 40 mil
entre 2.330 habitantes guriezanos, que los paguemos entre más de 500 mil
cántabros.
De lo del desarrollo rural no les
digo nada pues, para estos y aquellos, son la dos ferias anuales, el rally,
subir a Las Nieves el día preciso y que los ganaderos se libren del lobo que
para eso están los cazadores cobrando la subvención del coto al 100% de nuestro
ayuntamiento.
Para esto, evidentemente, hace
falta tener una idea y plasmarla en políticas públicas de empleo y desarrollo
rural. Cosa que nos falta. Pero no olviden que no nos faltan técnicos
preparados en esta materia, y en otras
que les iré diciendo.
Además esta oficina y su agente
de empleo y desarrollo rural, bien pudieran hacer valer sus conocimientos de
cara a los programas anuales de empleo de los programas de cooperación de
corporaciones locales. Con verdaderos programas que hacen currículo y facilidad
de empleabilidad (valiente palabro), no como ahora que solo sirven para cubrir
puestos estructurales de necesidades cotidianas, que debieran ser cubiertos por
concurso oposición. Si nuestra Administración se dignara en hacer la Relación
de Puestos de Trabajo, la Oferta de Empleo Público y los presupuestos como
debieran, con políticas municipales.
Las subvenciones para este tipo
de políticas públicas de empleo sigue abierta. Esperemos que no se pierdan y
podamos tener un servicio más y de calidad.
Pero claro está que partiendo de
la Nada, sin ganas de hacer nada, de nada sirve.