Miren ustedes, no hay cosa que más me repatee las tripas que esos individuos que a toda costa pretender, dar gato por liebre y que generalmente, lo consiguen.
Ustedes saben que una palabra que me constriñe los instestinos es la de la cantabricidad. Y me sucede así, porque yo vivo en Cantabria y no en Cantabricia. Los inventores del palabro son de lo que no hay y con tal de engatusarles a ustedes, se las dirán de todos los colores pero ninguno de ellos ciertos.
El mejor ejemplo el de nuestro singular, por fortuna, Miguel Ángel Revilla, que haste el nombre lo lleva falso, pues de ángel nada tiene el chaval que es un diablillo.
Si no leyeron el Alerta, no importa, aquí les dejo con EnfoCant, Pinchen AQUÍ y verán la Cantabricidad
La Casta no cejará (pero ¿les conviene?), yo tampoco.
Un saludo y corred la voz.
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