viernes, 14 de octubre de 2011

LLORA, LLORA, QUE DE MENOS LO MEAS

Una vieja canción castreña, de la posguerra of Spain, según le oí cantar y contar a mi madre decía:

El cura de Santullán
Y el capellán de Setares
Hacen los hijos a medias
Y los reparten a pares.

Saltándonos el tiempo, con la maquinita de marras, y saltándonos el motivo filio religioso del contenido canoro, parece que esto es lo que ocurre en Cantabria con sus montes públicos desde 2001 para acá. Entre unos y otros la han liado parda y lo que era a medias, los problemas, se los reparten ahora a pares. Aunque en realidad todos dicen nones. Y al decir nones, volvemos a la religiosidad del problema, como dijo aquel atolondrado que para salvarles a ustedes del pecado original y de todos los pecados, se dejó torturar y crucificar. Hay que ser idiota. Porque resulta que después, la invención llamada iglesia, les sigue endilgando el pecado original y todos los que puedan cometer en sus vidas. Por tristes o alegres que estas sean.

O séase, que aquel que se sacrificó por todos ustedes, resulta que les liberó del pecado original, de una persona que ni siquiera existió (el jodido Adán) y perdonó todos los pecados futuros del mundo y resulta que la Iglesia les sigue achacando el pecado original, que se libera por el bautismo y todos los que pudieran ustedes cometer, que ya estarían también perdonados, tienen que pedir perdón por ellos a un embaucador de esos de sotana y alzacuellos. Ustedes crean lo que quieran, pero hay que joderse.

¡Uy, me parece que me he ido por las ramas!

Volviendo al asunto de los nones, que dijo aquel: Que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha. Y por eso que le llaman la mano tonta. La zurda del zoquete.

Pues bien, esto viene al cuento de los montes cántabros. 

Aunque les parezca que me voy por las ramas. Sí, por las ramas, pero descendiendo hacia el tronco en busca de las raíces. Lugar éste, donde se encuentran los chupópteros, vegetales y humanos.

Hoy nos deleita la Prensa, El Diario Montañés, con el Miserere y la Llorona. Hoy toca su Concierto, en mi sostenido, el Pedáneo de Otañes. Quien se autojustifica, cuanta bondad la suya, queriendo demostrar su probidad, con que él no tiene Consorcio o Concierto arbóreo. Ma com’è carino il bambinone, quanto grande la sua bontà. Es solidario con sus convecinos que le han votado por y para eso.

Al haber cambiado el Gobierno en Cantabria, quiere creer este caballerete pedáneo, que no se aplicará la Ley de Montes de 2003. Esa que en su creencia es la que, han hecho creer a todo el mundo, impide que se renueven los consorcios. Y ni corto ni perezoso se ha ido a charlamentar con la Consejera del ramo, que no es ni de su cuerda (PSC) ni de la cuerda anterior (PRC). Cuerda anterior que paró la tramitación y su aprobación de una mierda “copypega” de proyecto de Ley de Montes de Cantabria, con la única intención de no perder las elecciones. Y no las ganaron porque se les vio el plumero, quise decir los ramales.

La cosa es que el pedáneo de Otañes, en sus lloriqueos, no se corta una cala y nos muestra toda su ética parda y su asquerosa estética. Y nos lo dice asín:

«Llevo once años con este tema y, aunque acabo de entrar a la pedanía, he estado trabajando por el interés de muchos vecinos. Porque tengo que decir que yo no poseo ningún terreno comunal».

Lleva once años con el tema, quiere decir asunto, a la chita callando, pues es la primera vez que en estos once años se le ve. A la chita callando, debió de ser, porque sabe que hay trampa. Sus vecinos sabrán, mejor que yo, si en estos once años planteó algo a la Junta vecinal de Otañes. O estuvo, como nos tememos, calladito. Porque con eso de que “aunque acabo de entrar en la pedanía…”, lo dice para justificarse que sí, que ha estado ahí los once años, pero no lo ha podido solucionar porque no estaba en la junta. Y para que vean que él lo hace por amor a sus conciudadanos y no por interés particular y/ o partidista, les espeta que no posee ningún terreno vecinal. Ya. Pero ahora posee los votos cautivos de los consorciantes y familia. ¿O no? Pues eso, sus palabritas qué bien se entienden.

Y continúa de la siguiente guisa:

«Nosotros simplemente queremos renovar los consorcios». ¿Qué se lo impide? Nada. En primer lugar, porque la Ley de Montes de 2003, en ningún caso le impide renovar los consorcios de repoblación. La Ley de Bienes de las Entidades públicas, tampoco se lo impide. Y la Ley de las Haciendas Locales, le permite con todos los parabienes renovar los consorcios de repoblación.

Entonces, ¿dónde está el problema? El problema se encuentra en que usted, como el resto, quieren hacer trampas.

La primera trampa, la más burda y grosera, es que se empeñan en decirles a sus convecinos que la Ley de Montes de 2003, impide renovar los consorcios. Y por eso, no le duelen prendas en querer que no se aplique la Ley de Montes de 2003. Decía que la trampa era burda, por basarse en una mentira podrida. Pero sobre todo es grosera. Grosera porque resulta que el Sr. Pedáneo de Otañes, como los otros Pedáneos y Alcaldes, juraron cumplir y hacer cumplir las obligaciones de su cargo conforme a la Constitución y las Leyes. Y, que sepamos, las Leyes en vigor se han de cumplir y se hacen para ser cumplidas; no como pretende, engañosamente, que no se apliquen.

Su postura, Sr. Pedáneo de Otañes, es éticamente reprobable y estéticamente indecente. Porque ya se lo he dicho. Nada ni nadie le impide renovar los consorcios.

Las otras trampas. Trampas conceptuales.

Ni usted, ni nadie, quiere renovar los consorcios de repoblación. Usted y el resto, quieren que los consorcios de repoblación se prolonguen hasta el infinito. Los ya caducos consorcios de repoblación no se pueden renovar como quisieran ustedes, por la sencilla razón de que las parcelas interminables ya están repobladas. Luego es un negocio imposible. Y eso se lo prohíbe el Código Civil. Si usted quiere renovar consorcios, hacer nuevos consorcios de repoblación, tendrá que buscar predios o parcelas calvas que puedan ser repobladas.
Ya ven ustedes que tontería. Pero claro, la Ley de Bienes de las Entidades Locales, le permiten hacer nuevos consorcios de repoblación con los vecinos y no vecinos. Evidentemente, en parcelas calvas. La Ley de Haciendas Locales le obliga a sacar a concurso público esos nuevos consorcios. Y aquí está la madre del cordero. Sí. Porque usted y todos los demás saben que si sacan a concurso nuevos consorcios de repoblación, se les presentarán las grandes empresas madereras y sus vecinos no podrán competir con el potencial económico de esas. Por lo que los montes, en la práctica, se privatizarán; cosa que pretenden y muy bien la Ley de Montes y la de las Haciendas Locales.

Si como ya les he dicho, el Pedáneo de Otañes y otras “yerbas” no pretenden renovar los consorcios de repoblación y se oponen a la aplicación de la Ley de Montes, ¿qué pretenden? Se lo explico.

Lo que pretenden es que los vecinos que tenían consorcios de repoblación sigan cobrando de por vida. Que a su muerte, sigan cobrando sus herederos. Que a la muerte de estos, sigan cobrando los siguientes herederos; y así hasta el fin del mundo. Porque con esas políticas, amarran el voto de todos ellos. Ya, me dirán. Pero algún día se morirán el Pedáneo y otras “yerbas”. Sí. Pero siempre habrá un heredero del Pedáneo y otras “yerbas”, que a su vez tendrán herederos, que a su vez tendrán herederos y así hasta el fin del mundo. Y no hace falta que estos herederos sean hijos naturales, pueden serlo putativos o políticos. Con este sistema tendrán siempre cautiva a la población respectiva.

Pero claro, son bienes públicos. Y una vez finiquitados los consorcios de repoblación debieran volver a ser públicos. Cuyos beneficios debieran redundar en beneficio del interés público. Beneficios que debieran disfrutar, debieran venir disfrutando desde 2001-2003, todos los vecinos; mediante la mejora de los servicios públicos, incluidos los montes que son un servicio público más, y la instauración de más servicios públicos.

Pero la hipocresía de este pedáneo y las otras “yerbas” alcanza lo inadmisible. Fíjense que no se corta ni afeitándose, oiga.  Nos dice que el 90% de los vecinos de la pedanía vienen disfrutando, ilegalmente por caducados, de esos consorcios. Y claro, esto es preocupación principal de la Junta vecinal y personal suya. Y yo le pregunto ¿Qué pasa con el otro 10% que forma el total del vecindario? ¿Son o no son parte de la pedanía?

Ese 10 % son la parte de vecindario que usted deja sin el beneficio de los montes, al que tienen el mismo y sacrosanto derecho que el otro 90%. Les deja usted sin beneficios, pero no le remorderá la conciencia, ni le preocupará tanto, a la hora de los perjuicios. Cuando tenga que exigirles que apoquinen la mosca para abordar los posibles gastos de inversiones a realizar en esos montes, cuando vengan los perjuicios. ¡Vaya cara y dura que tiene usted, Sr. Berriolópez, Pedáneo de Otañes!

Y se lo digo, así, clarito y alto, Sr. Berrilópez, porque eso mismo lo vivimos en Guriezo; donde en 2001, por poner un ejemplo añejo, los consorciantes se embolsaron los beneficios; pero el 15 % de los gastos para mejoras que tenían que apoquinar, lo pusimos todos los guriezanos, incluidos los no consorciantes. ¿Y sabe por qué? Tiene su lógica, porque el 15 % lo ha de poner el propietario de los montes, el Ayuntamiento o Junta vecinal. Y tanto la Entidad Local como la Entidad Local menor, somos todos los vecinos que las conformamos y no solo los consorciantes.
Esos consorcios de repoblación no renovables, por negocio imposible según el Código Civil, los podía usted transformar en consorcios de explotación. Pero se encontraría con el mismo problema. Esto es, que tendría que sacarlos a concurso público, por la Ley de Haciendas Locales. Y otra vez, las madereras se harían con los consorcios, al no poder los vecinos competir con las condiciones económicas de esas. Y, además, no podrían competir con aquellas, porque no podrían demostrar las condiciones exigidas y exigibles para contratar con las administraciones públicas.

Por estas razones, por todas ellas, es por lo que usted y otras “yerbas” continúan saltándose las leyes a la torera. Con una total falta de ética. Y con una total desfachatez y falta de estética, que ni siquiera se sonrojan cuando lo hacen.

Ya sabíamos todos, desde tiempo inmemorial, que con el dinero de todos es muy fácil contentar al 90 % y engañar al otro 10 %. Porque con el dinero de todos, todos sabemos quedar bien y ganar mejor.

La Casta no cejará (pero ¿les conviene?), yo tampoco.

Un saludo y corred la voz.


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