Hasta ahora nunca les había hablado de Cochabamba, queda lejos. En la comparación, los “cochabambinos”, en caso de ser este el gentilicio, saldrían perdiendo y ya perdieron lo suyo en 1990. En ese año perdieron el servicio público de aguas, les prohibieron recoger el agua de manantiales, fuentes y hasta el de lluvia (interesante el peliculón de Iciar Bollaín “También la lluvia”) y, sobre todo, algunos perdieron la vida misma.
En Guriezo no estamos tan mal. Todavía hay gente que va a los manantiales y fuentes varias y es gratis el agua. Todavía. Nadie ha perdido la vida, por fortuna. Pero comienza el problema de que algunos ciudadanos comienzan a tener dificultades para pagar el agua.
A mi conocimiento ha llegado el caso de un vecino que desde 2006 a hoy, cada día ASCAN le gira facturas más elevadas. Desde el pasado julio, se vio obligado a dejar de pagar, no le alcanza para tanta factura y de tal calado latrocínico.
Curiosamente, ASCAN, le reclama una deuda tan inflada que no llegamos a comprender como no se ruborizan, los de ASCAN. En principio, nuestro vecino, con una minusvalía seria que le impide trabajar en ciertos campos, se nutre del mísero subsidio de paro y alguna ayuda social. Pero claro, nadie le ha declarado pobre de solemnidad y, según la Ordenanza Fiscal aprobada con los votos del PRC y de Felipe Garma en 2005, el hombre tiene que pagar el agua como todos. Pero ya no le llega.
La Asistenta social ha tratado de echarle una mano, mediando en la situación. Mucho me temo que como nuestro vecino, esta empleada pública, se habrá visto pateada por esa cosa devoradora de pasta ajena que llaman empresa. ¿El Ayuntamiento qué hace entre tanto? Modifica a la baja el precio, no suprime los 45 m³ y sigue poniendo deducciones o exenciones solo a los pobres de solemnidad. Los simples necesitados que se jodan.
¿Qué podemos esperar de estos once del patíbulo? Que siguen siendo los artífices de que esa empresa nos cobre servicios que no da y no son capaces de ponerle freno. Y aducen, los muy torpes, que hay un contrato por 25 años. Lo que hay, de verdad, es la total desidia para controlar los desmanes de esa empresa, no ya de gestión, sino del latrocinio del servicio municipal de aguas.
Amén les entre, a todos ellos, un cáncer negro en la boca del estómago. O se los lleve el próximo sunami entre agua y fango como el que a menudo nos cobran. Si me duele el robo, más me duele la injusticia y no soporto ya a los indiferentes.
La Casta no cejará (pero ¿les conviene?), yo tampoco.
Un saludo y no miren para otro lado.
PS.: Les daré todos los datos en los próximos días, si me dejan las náuseas.
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