Es un clásico en ciertas etapas infanto-juveniles de la vida hacerse con el amigo invisible. En ese afán de conservar el infantilismo se puso de moda, años atrás y hoy aún se conserva, que entre adultos se regalen cosas en nombre de ese amigo.
Días atrás, sin desearlo, a mí también me apareció de improviso un amigo invisible. Un amigo que me regaló un notición de supuestas irregularidades urbanísticas y de tratos discriminatorios por parte del Ayuntamiento, incluso dentro de una misma familia. De la que aún sigo esperando se me aporten los datos necesarios, para hacerme una idea real de lo que está sucediendo; aunque ya hemos podido comprobar que ambas obras se encuentran paralizadas. Por lo que la discriminación en el trato comienza a flojear. Visto lo visto, más parece que alguno deseaba ver cual era la reacción. Si es así, una pena.
A uno, últimamente, le cuentan una miríada de cosas. Las más de las veces, suelen ser aquello de “se comenta, se especula, se dice que:...” que son poco fiables y difíciles de comprobar. Si además se lanzan acusaciones sin fundamento, solo basadas en los comentarios... ¡Apaga y vámonos!
Lo que parece evidente es que las personas que tienen conocimiento de posibles irregularidades, anomalías, faltas, delitos tienen la obligación de denunciarlo ante la Autoridad más próxima. Esto es, denunciarlo ante la Alcaldía, el Juzgado de Paz o ante los Agentes de la Autoridad, la Guardia Civil. Para realizar esas denuncias, no hace falta que el ciudadano tenga la certeza absoluta. No. Basta con que tenga la sospecha, denunciando, no adquiere más responsabilidad que haber puesto en conocimiento de la Autoridad algo que, a priori, puede parecer un hecho que se sale de la Ley. Es obligación de los Agentes y de la Autoridad comprobar si esos hechos son o no delictivos, faltas o irregularidades. Y, en su caso, ponerle remedio.
Por eso sería conveniente que los amigos invisibles actuaran como debieran, conforme a esas pautas. Y una vez que tengan ciertas seguridades, si quieren hacerlas públicas... Adelante. Entonces sí tienen sentido las denuncias públicas en los medios de comunicación, en papel o digitales. Porque no se puede tirar la piedra y esconder la mano. Porque en una democracia que se precie las denuncias anónimas no son de fiar.
Un saludo y corred la voz.
Días atrás, sin desearlo, a mí también me apareció de improviso un amigo invisible. Un amigo que me regaló un notición de supuestas irregularidades urbanísticas y de tratos discriminatorios por parte del Ayuntamiento, incluso dentro de una misma familia. De la que aún sigo esperando se me aporten los datos necesarios, para hacerme una idea real de lo que está sucediendo; aunque ya hemos podido comprobar que ambas obras se encuentran paralizadas. Por lo que la discriminación en el trato comienza a flojear. Visto lo visto, más parece que alguno deseaba ver cual era la reacción. Si es así, una pena.
A uno, últimamente, le cuentan una miríada de cosas. Las más de las veces, suelen ser aquello de “se comenta, se especula, se dice que:...” que son poco fiables y difíciles de comprobar. Si además se lanzan acusaciones sin fundamento, solo basadas en los comentarios... ¡Apaga y vámonos!
Lo que parece evidente es que las personas que tienen conocimiento de posibles irregularidades, anomalías, faltas, delitos tienen la obligación de denunciarlo ante la Autoridad más próxima. Esto es, denunciarlo ante la Alcaldía, el Juzgado de Paz o ante los Agentes de la Autoridad, la Guardia Civil. Para realizar esas denuncias, no hace falta que el ciudadano tenga la certeza absoluta. No. Basta con que tenga la sospecha, denunciando, no adquiere más responsabilidad que haber puesto en conocimiento de la Autoridad algo que, a priori, puede parecer un hecho que se sale de la Ley. Es obligación de los Agentes y de la Autoridad comprobar si esos hechos son o no delictivos, faltas o irregularidades. Y, en su caso, ponerle remedio.
Por eso sería conveniente que los amigos invisibles actuaran como debieran, conforme a esas pautas. Y una vez que tengan ciertas seguridades, si quieren hacerlas públicas... Adelante. Entonces sí tienen sentido las denuncias públicas en los medios de comunicación, en papel o digitales. Porque no se puede tirar la piedra y esconder la mano. Porque en una democracia que se precie las denuncias anónimas no son de fiar.
Un saludo y corred la voz.
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