martes, 5 de octubre de 2010

Por todos mis compañeros y por mí el primero.

Jugábamos de niños al escondite. Nosotros, infantilmente, lo llamábamos esconderite. Palabro mucho más poético, como erróneo. Carreras a troche y moche, ignorar significados. Alegrías en derroche, cuando oscurece. Dios qué pena que algunos desconozcan ese juego. El mundo cambia, llenando de desconocimientos la vida y las TIC avanzan creyéndose derrochadoras de conocimientos. Que no es lo mismo tener más información que tener más conocimiento.

¡Claro que nos han tomado el pelo!

¿Y quién lo duda desde el 10 de septiembre de 2007? Nadie, en su sano juicio. Que el actual equipo de (des)gobierno no ha hecho casi nada, es una realidad que hemos plasmado en todos los medios, donde nos han dejado, todos menos quienes tenían la obligación de poner el grito en el cielo. Menos quienes tenían que haber planteado, desde la oposición, la verdadera alternativa.

Porque oponerse no significa decir no. Significa controlar la acción del gobierno, más si desgobierno es. Oponerse, significa plantear alternativas; ya sea a la incapacidad de plantear nada, como el actual desgobierno, ya sea proponer cosas nuevas. Cosa nuevas del propio programa electoral. Pero claro, cuando ni siquiera se lleva un planteamiento de programa electoral, cuando solo se lleva la difamación de posibles candidatos y de vecinos que ni siquiera van en listas electorales, no hay planteamientos de nada. Y quien no pone sobre la mesa su proyecto, antes, durante y después de las elecciones, difícilmente puede hacer y plantear mociones en un Pleno. Desgraciadamente para el PRC y sus 680 votantes es lo que viene ocurriendo en esta legislatura. Por eso es poco sostenible que el PRC pueda ser la alternativa a la actual desidia institucional. Por eso y porque en ocho años de mayoría absoluta el PRC ha sido una línea de continuidad del pasado y anterior “lipismo”, que a su vez es continuidad del pasado perrecista; o si se quiere “izaguirrismo”. Y no es que ambos sean conservadores, como de derechas que lo son. No. Es que son inmovilistas.

Da igual que los partidos hagan programas electorales o no los hagan. Da igual si los cargos electos, los concejales, no quieren hacer lo que sus partidos les prepararon. Una vez en el cargo se olvidan, si es que alguna vez lo supieron, que es lo que ponían en sus programas electorales. No leen, ni en el cargo quieren leer. Es un engorro eso de leer un papelote. Si además son varios, de tres en adelante, les parece una empresa ímproba.

Si cuando se es oposición, de cinco, solo acuden dos a las Comisiones y Plenos, apaga y vámonos. Si como equipo de gobierno no se plantea nada, apaga y vámonos. Ni unos ni otros son posible alternativa. El partido que tenga las agallas de llevarles en listas una vez más, demostrada la incapacidad de todos ellos, es un partido suicida. Los ciudadanos que se atrevan a votar a las mismas personas, demostrada su incapacidad, son electores suicidas.

Si quitamos la escarabilla a todos los programas políticos y hacemos, ahora que está de moda la fusión en la música, política fusión guriezana; nos sale un pueblo con algo más que una sola calle. La misma de llegar y de marcharse. Nos sale un pueblo en condiciones, no como esos pueblos con un montón de muertos y tres o cuatro vivos. Nos sale un pueblo vivible. Más amable.

Así que, por el amor de dios, cambien las personas que han demostrado su incapacidad para hacer política. Si se presenta, de nuevo, la Casta como se presentará, no les voten. Absténganse de votar. Y no se dejen engañar por quienes les piden posiciones mientras aguardan, sin mostrar las suyas. Si se las dan, les ayudarán a que les bombardeen con más mentiras.

La Casta no cejará (pero ¿les conviene?), yo tampoco.

Un saludo y corred la voz.

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