jueves, 20 de agosto de 2020

QUE EL CULO NOS AYUDE


Lo confieso, tengo la buena costumbre de epitetar (bonito palabro) con saña. Piensen que cuando escribo lo hago con enfado, enfadado más bien. Porque hay algo que me molesta sobremanera. Cuando estoy en mi salsa, al mio aggio, no me acuerdo de escribir. Así que cuando estoy encabronado, para cambiar mi ánimo, escribo. Lo siento por ustedes.

Lógico es que quien se sienta aludido, ofendido, molesto, llámenlo X, pueda libremente increpar o lanzar alguna puya, oportuna o inoportunamente. Y puede que yo me haga el ofendido o el despistado, como en este caso. Pero lógicamente, no la dejo pasar. Porque creo tener razón y sobrada.

En días pasados en mi articulillo intitulado “LA TORPEZA DE UNOS ES LA TORPE SINVERGÜENCERÍA DE LOS OTROS” me permití el lujo de denominar a parte del equipo de gobierno actual de «El comando de “La Armada de nuestro Pancho Villa”». En realidad hubiera preferido llamarles “La Armata Brancaleone”, pero ese referente no lo hubieran entendido. Alguien se ha sentido molesto por el epíteto. Mucho me temo que olvidando lo que a diario lee, en El Diario Montañés.

Técnicas de negociación para clumsy

Lo importante de mi articulillo, creo yo, era que debiéramos diferencias entre la torpeza del que quiere hacer algo y no sale bien y otro tipo de torpeza, la del caradura que no hace nada y pretende hacer de la torpeza anterior campo de batalla.

Como en el arte de la guerra el arte de la negociación tiene varios elementos: el hombre (como ser humano, valen todas las orientaciones sexuales y géneros), el armamento, el terreno y el ambiente. El dominio o no de estos cuatro elementos nos llevarán a la victoria o a la derrota. Por eso, cuando uno va a una negociación tiene que ir pertrechado con lo mejor. Pero sobre todo, no hay que infravalorar al contrincante.

Según mi, la torpeza, bien intencionada, de la representación del equipo de gobierno ante la gerencia de atención primaria del SCS pecó de no haberse preparado esa reunión. Esto es, más que a conseguir recuperar la reapertura total del consultorio médico, aunque ese era su objetivo final, iban a escuchar las justificaciones injustificables de la gerencia de ese servicio.

En este caso “el hombre” de nuestro ejército reivindicador, lo eran representantes políticos de más de 2.345 vecinos. El del contrincante era, una empleada más de esos más de 2.345 vecinos y otros más de 500 mil cántabros no guriezanos. Y miren ustedes, tratar de forma desigual a los iguales es una injusticia; pero mayor injusticia es tratar de iguales a los desiguales.

En esa desigualdad, lo primero que hay que hacer es decirle al empleado, por ejemplo: ¿por qué motivo no comunicó usted el cierre del consultorio médico al ayuntamiento de Guriezo? El argumento es sencillo: Cierto es que la alcaldía no tiene competencias en materia de gestión de los servicios sanitarios, pero sí tiene competencias en materia de salubridad pública. El armamento automático, por lo pronto, es contundente y letal. La competencia sanitaria del municipio para la defensa de sus intereses, regulada en el Art. 25.2.j) de la Ley de Bases de Régimen Local.

El terreno es el del interés general, al que han de servir tanto los unos, como la otra. Y en ese terreno, siempre tienen las de ganar los representantes políticos. Que en todo caso habrán de negociar con la Consejería de Sanidad, no con la gerencia de un servicio concreto como es la gerencia de atención primaria del área de Laredo; que, en todo caso, será la asesora técnica del Consejero. Salirse del terreno del interés general y la negociación política, es librar una batalla en terreno equivocado.

El ambiente, hay que intentar que sea el propicio. Hacer como hicieron los cuatro alcaldes de Arredondo, Soba, Ruesga y Valle de Villaverde el 9 de julio pasado en la prensa (otro terreno resbaladizo), puede servir para calentar. El calentón lo podían haber aprovechado nuestros munícipes, pero no lo hicieron. Por falta de memoria.

Como no recordaron, y miren que hay archivos y dicerías, los acuerdos de traspaso de competencias en Sanidad del Estado a la Comunidad Autónoma. O los acuerdos con el extinto (puede que exclarete) INSALUD, por el que se aportaba el local del centro de salud para el servicio y otros extremos económicos, que formaban parte del armamento. Este ya semiautomático y que forma parte de la artillería.

La fuerza aérea a utilizar no es otra que la normativa sobre Covid19. Pasen y vean el código electrónico que nos brinda el portal del BOE. Donde se habla abiertamente, sin tapujos y desvergüenzas, de potenciar la asistencia primaria, los centros donde se imparte y reparte esa asistencia.

Las mamandurrias que nos cuentan que les contaron, se desmontan solas. Solo hay que hacerlo ver: Que no han tenido queja alguna… Incierto, en prensa se han quejado no uno ni dos ni tres, sino cuatro alcaldes del PRC. Que la asistencia telefónica ha venido para quedarse… gracias, pero usted me abre todos los días el centro de salud, reforzado con la administrativo; que el teléfono se inventó para acortar distancias, no para alargar las conversaciones ni para aventurar diagnósticos.

Los médicos para diagnosticar y recetar se basan, a fuer dellos conoscimientos, sobre la base de nuestras palabras (Según famoso doctor televisivo, siempre falsas) y las exploraciones realizadas, de cuerpo presente. Cómo van a adivinar del dolor insufrible que narramos sin meternos el dedo en la llaga.

Y ahora les cuento mi experiencia personal, en lo que llaman la nueva normalidad sanitaria que es el retroceso a los años 50, del pasado siglo. Vaya novedad. El pasado día 13, tras más de dos días y varias horas, conseguí cita telefónica. La respuesta fue que mi médico me llamará el 27 de agosto. Les cuento que desde poco antes de la pandemia me vienen posponiendo la cita con el médico rehabilitador. Por no hablarles de la imperiosa necesidad de otras atenciones más intimistas, de lo que resultaría una mierda de conversación, si les contara.

Salud y República, recitamos algunos. Hoy confórmense con Salud, a palo seco. Y recuerden la voz popular:

Trompeteo de culo
Sanidad del cuerpo
¡Ayúdame culo!
Si no estoy muerto.

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