Lo confieso, tengo la buena
costumbre de epitetar (bonito palabro) con saña. Piensen que cuando escribo lo
hago con enfado, enfadado más bien. Porque hay algo que me molesta sobremanera.
Cuando estoy en mi salsa, al mio aggio, no me acuerdo de escribir. Así
que cuando estoy encabronado, para cambiar mi ánimo, escribo. Lo siento por
ustedes.
Lógico es que quien se sienta
aludido, ofendido, molesto, llámenlo X, pueda libremente increpar o lanzar
alguna puya, oportuna o inoportunamente. Y puede que yo me haga el ofendido o
el despistado, como en este caso. Pero lógicamente, no la dejo pasar. Porque
creo tener razón y sobrada.
En días pasados en mi articulillo
intitulado “LA
TORPEZA DE UNOS ES LA TORPE SINVERGÜENCERÍA DE LOS OTROS” me permití el
lujo de denominar a parte del equipo de gobierno actual de «El
comando de “La Armada de nuestro Pancho Villa”». En realidad hubiera
preferido llamarles “La Armata Brancaleone”, pero ese referente no lo hubieran
entendido. Alguien se ha sentido molesto por el epíteto. Mucho me temo que
olvidando lo que a diario lee, en El Diario Montañés.
Técnicas de negociación para clumsy
Lo importante de mi articulillo,
creo yo, era que debiéramos diferencias entre la torpeza del que quiere hacer
algo y no sale bien y otro tipo de torpeza, la del caradura que no hace nada y
pretende hacer de la torpeza anterior campo de batalla.
Como en el arte de la guerra el
arte de la negociación tiene varios elementos: el hombre (como ser humano,
valen todas las orientaciones sexuales y géneros), el armamento, el terreno y
el ambiente. El dominio o no de estos cuatro elementos nos llevarán a la
victoria o a la derrota. Por eso, cuando uno va a una negociación tiene que ir
pertrechado con lo mejor. Pero sobre todo, no hay que infravalorar al
contrincante.
Según mi, la torpeza, bien
intencionada, de la representación del equipo de gobierno ante la gerencia de
atención primaria del SCS pecó de no haberse preparado esa reunión. Esto es,
más que a conseguir recuperar la reapertura total del consultorio médico,
aunque ese era su objetivo final, iban a escuchar las justificaciones
injustificables de la gerencia de ese servicio.
En este caso “el hombre” de
nuestro ejército reivindicador, lo eran representantes políticos de más de
2.345 vecinos. El del contrincante era, una empleada más de esos más de 2.345
vecinos y otros más de 500 mil cántabros no guriezanos. Y miren ustedes, tratar
de forma desigual a los iguales es una injusticia; pero mayor injusticia es
tratar de iguales a los desiguales.
En esa desigualdad, lo primero
que hay que hacer es decirle al empleado, por ejemplo: ¿por qué motivo no
comunicó usted el cierre del consultorio médico al ayuntamiento de Guriezo? El
argumento es sencillo: Cierto es que la alcaldía no tiene competencias en
materia de gestión de los servicios sanitarios, pero sí tiene competencias en
materia de salubridad pública. El armamento automático, por lo pronto, es
contundente y letal. La competencia sanitaria del municipio para la defensa de
sus intereses, regulada en el Art. 25.2.j) de la Ley de Bases de Régimen Local.
El terreno es el del interés
general, al que han de servir tanto los unos, como la otra. Y en ese terreno,
siempre tienen las de ganar los representantes políticos. Que en todo caso
habrán de negociar con la Consejería de Sanidad, no con la gerencia de un
servicio concreto como es la gerencia de atención primaria del área de Laredo;
que, en todo caso, será la asesora técnica del Consejero. Salirse del terreno
del interés general y la negociación política, es librar una batalla en terreno
equivocado.
El ambiente, hay que intentar que
sea el propicio. Hacer como hicieron los cuatro alcaldes de Arredondo, Soba,
Ruesga y Valle de Villaverde el 9 de julio pasado en la prensa (otro terreno
resbaladizo), puede servir para calentar. El calentón lo podían haber aprovechado
nuestros munícipes, pero no lo hicieron. Por falta de memoria.
Como no recordaron, y miren que
hay archivos y dicerías, los acuerdos de traspaso de competencias en
Sanidad del Estado a la Comunidad Autónoma. O los acuerdos con el extinto
(puede que exclarete) INSALUD, por el que se aportaba el local del centro de
salud para el servicio y otros extremos económicos, que formaban parte del
armamento. Este ya semiautomático y que forma parte de la artillería.
La fuerza aérea a utilizar no es
otra que la normativa sobre Covid19. Pasen
y vean el código electrónico que nos brinda el portal del BOE. Donde se
habla abiertamente, sin tapujos y desvergüenzas, de potenciar la asistencia
primaria, los centros donde se imparte y reparte esa asistencia.
Las mamandurrias que nos cuentan
que les contaron, se desmontan solas. Solo hay que hacerlo ver: Que no han
tenido queja alguna… Incierto, en prensa se han quejado no uno ni dos ni tres,
sino cuatro alcaldes del PRC. Que la asistencia telefónica ha venido para
quedarse… gracias, pero usted me abre todos los días el centro de salud,
reforzado con la administrativo; que el teléfono se inventó para acortar
distancias, no para alargar las conversaciones ni para aventurar diagnósticos.
Los médicos para diagnosticar y
recetar se basan, a fuer dellos conoscimientos, sobre la base de
nuestras palabras (Según famoso doctor televisivo, siempre falsas) y las
exploraciones realizadas, de cuerpo presente. Cómo van a adivinar del dolor
insufrible que narramos sin meternos el dedo en la llaga.
Y ahora les cuento mi experiencia
personal, en lo que llaman la nueva normalidad sanitaria que es el retroceso a
los años 50, del pasado siglo. Vaya novedad. El pasado día 13, tras más de dos días
y varias horas, conseguí cita telefónica. La respuesta fue que mi médico me
llamará el 27 de agosto. Les cuento que desde poco antes de la pandemia me
vienen posponiendo la cita con el médico rehabilitador. Por no hablarles de la
imperiosa necesidad de otras atenciones más intimistas, de lo que resultaría
una mierda de conversación, si les contara.
Salud y República, recitamos
algunos. Hoy confórmense con Salud, a palo seco. Y recuerden la voz popular:
Trompeteo de culo
Sanidad del cuerpo
¡Ayúdame culo!
Si no estoy muerto.
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