Ayer en el circus massimus Guriezo tuvimos la
desgracia de comprobar que:
1º. – A pesar de la experiencia política de la mesa de edad,
faltó la experiencia de saber hacer y estar de sus miembros.
En principio, y por principio,
preside la mesa de edad el electo de mayor edad, siendo auxiliado por el más
joven de los electos. La presidencia no es conjunta, solo uno puede ser el
presidente. Esto implica que antes de haberse iniciado el Pleno, ambos tenían
que haberse puesto de acuerdo en cómo iban a realizar la cosa.
Como el uno al otro se
contradecían continuamente, llegando el más joven a decirle al presidente que “respetara
el turno de palabra”, cuando en realidad no se la había dado el presidente;
siendo él, el auxiliar, quien estaba interrumpiendo y rompiendo el orden del
Pleno… Se demuestra que no habían cumplido con sus funciones institucionales
previas y estaban, en vez de dando orden al Pleno, desordenándolo todo.
Porque miren ustedes, al margen
de las posibles diferencias partidarias, la cuestión es institucional y el
orden del Pleno tenía que ser guardado, en cualquier situación. Empezando por
los miembros de la mesa de edad, para poder exigírselo al resto de corporativos
y al público en general, todos debieran cumplir con su obligación
institucional.
2º. – La falta total de respeto y
de diálogo entre personas. La falta de miras y la ausencia de sentido de
Estado.
Independientemente de que una
persona o un partido al completo nos caigan mejor o peor, el respeto personal,
la educación recibida, nos obliga a dialogar con todo el resto de los seres
humanos con los que nos relacionamos. En mayor o menor medida.
Si, además, nos encontramos en
una institución que es la única y máxima representación del Estado, que forma parte
del Estado, que es el mismo Estado, el diálogo y la buena educación, son de
obligado cumplimiento. No ya entre partidos, que pudiera darse o no, sino entre
cada una de las personas.
3º. – La ignoracia inexcusable
del sistema democrático. La existencia de los nervios a flor de piel.
Los nervios no pueden jugar el
papel principal de un Pleno municipal, por muy calentito que esté el ambiente.
El Orden del Día del Pleno de ayer, solo tenía un punto: La moción de censura
presentada por seis concejales.
Una vez constituida la mesa de
edad, el Presidente tenía que leer el contenido de la moción o bien ordenar que
por la Secretaría se diera lectura del contenido de dicha moción. Antes de este
trámite que no deja de ser ordinario, no se puede dar la palabra a ninguno de
los concejales. Pero sobre todo, no se debe permitir la palabra y o gestos de
agrado o desagrado de nadie del “inestimable” público.
Ayer, una vez más, pudimos comprobar
cómo en Guriezo, los cuarenta y dos años de presumible régimen democrático ni
la pandemia han servido para que hayamos aprendido algo. Ayer, una vez más,
hemos comprobado cómo nuestros munícipes no se respetan ni nos respetan,
montando un circo contrario al interés general. Si no fuera por lo vergonzoso,
moriríamos de la risa.
Nada hay peor en el mundo que
pasar vergüenza ajena, excepto pasar la propia. Pero ocurre que algunos, tal
vez, solo tal vez, la vergüenza la tienen verde. Buen pasto para la monchina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario