A VUELTAS CON EL PACTO

Dicen las lenguas viperinas que el Pacto PRC-PSOE se tambalea. Como ya les conté, se hizo visible en el Pleno de enero, donde PSOE votó en contra de varias propuestas del propio equipo de desgobierno. Pero se hizo más patente, si cabe,  cuando el PRC sin contar con la concejalía  de montes, nos larga que se han puesto a desbrozar 5 hectáreas en el monte Arza y no se cita al PSOE por parte alguna.

Vemos que el PSOE hizo un pacto con el PRC, pero el PRC no hizo ningún pacto sino una maniobra tramposa, como siempre, para tener un voto incondicional, cautivo. Solo que no calcularon bien la relación de fuerzas y los pesos específicos de cada una de las dos materias en juego. Cinco kilos de paja pesan más que un kilo de plomo, pero, es más pesado llevar el plomo sin duda alguna.

Insisten las viperinas diciendo de reuniones varias entre los pactantes y que el PRC quiere cambiar las cartas que ya están sobre la mesa en esta partida. Lo que llamamos hacer trampas añadiendo cosas nuevas y modificando otras. El PSOE parece que flojea y la Concejala resiste, se resiste.

Pretende el PRC que el PSOE le vote que sí a la misma ordenanza de ludoteca, sin cambiar una coma, que ya le tumbó. Pretende que le vote a favor de no aplicar el convenio, sin añadir ni quitar nada. Pretende que le vote a favor de los PP.GG en los que no ha participado y no se le asigna ni un centavo para poder hacer sus políticas. Y sobre todo, pretende que nunca voten que no o se abstengan a lo que llevan al pleno, pero que no participe de su elaboración.

Eso no es un pacto, es una imposición. Pero es algo más grave, es fagocitar al compañero. Hacerlo desaparecer y gobernar como si se tuviera una mayoría absoluta que no se tiene.

Entérate de una vez, chaval, si quieres tener el voto que te falta o negocias las cosas con quien tiene ese voto o no esperes que te secunde. Los tuyos solo esperan la cambiada y cuando esta llegue, si es que llega, te montarán tu particular Piazzale Loreto. Igualito que se lo hiciste tú a tu antecesor. Con una sutil diferencia, tu antecesor sigue vivo políticamente. ¿Conseguirás tú lo mismo?