En guriezo, como en tantas y tantas partes de un mundo miserable, como el nuestro, existe aún la fea costumbre de distinguir entre los guriezanos y los de fuera. Nada mal, si solo es eso, cuando vemos lo que pasa en Vic y en Torrejón, donde ni siquiera tienen las agallas de censar a los inmigrantes. Dicen que es una cuestión económica, como siempre, para esconder esa rémora fascistoide, retrógrada, xenófoba, homófoba. Que anuncia lo que días atrás vimos en Rosarno, en el sur de Italia.
Por eso, en estos días, me viene a la memoria una vieja canción del año 76 de Rafael Amor. Ahí os la dejo, para disfrutar, emocionarse y concienciarse de que una persona es siempre una persona y que nacer en un lugar u otro es mero accidente geográfico.
Un saludo.
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