Yo ya no sé si es que me ocurre a
menudo o Menudo me ocurre a mí. Hay quien cree que dar leña al mono es la mejor
manera de desgastar al mono. Pero el mono es duro, más que el palo. Porque
monos hay muchos y palos los hay, pero en cantidad insuficiente.
En este estado de alarma hay una
cosa que olvidan muchos, casi todos, que no es otra cosa que los plazos de la
cuestión administrativa están parados. Parados hasta que se levante el estado
de alarma. Y este, tal vez, solo tal vez, sea el motivo que alzar las patas al
vuelo es el trabajo más improductivo que haya.
No estaría de más que los grupos
municipales se estuvieran preparando para el después, mientras aprenden algo
tan básico como las formas y materias de la negociación. Les va a hacer falta a
todos. Porque la que se nos viene
encima, además de las de prepandemia que se han ido quedando pendientes, no van
a ser moco de pavo ni bolita de anís. Y en esas veremos si es verdad, como casi
todos presumen, de que están para solucionar los problemas. Allá veremos si han
aprendido algo de esta indeseable situación y si son capaces de poner en práctica
lo aprendido.
Hay quien augura que ya somos
mejores que antes del inicio de marzo. Yo no lo creo, viendo como hay quien
aprovecha el confinamiento para llevar el ascua a su sardina, cuando no hacen
ni la mitad de lo que es su obligación. Al igual que veo quienes creen que se
llevarán el mismo ascua a otra sardina, clamando al dios de los sindioses. También
veo los silencios que a gritos claman por la nada más absoluta a la espera de
los rebotes que pudiera dar el ascua.
El tiempo nos dirá quienes son
los unos, los otros y los silentes. Veremos quienes han estado trabajando desde
casa y quienes se han encerrado en su vaciedad y lo llaman experiencia.
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