martes, 14 de abril de 2020

HASTA QUE NO SE LEVANTE EL ESTADO DE ALARMA…

Yo ya no sé si es que me ocurre a menudo o Menudo me ocurre a mí. Hay quien cree que dar leña al mono es la mejor manera de desgastar al mono. Pero el mono es duro, más que el palo. Porque monos hay muchos y palos los hay, pero en cantidad insuficiente.

En este estado de alarma hay una cosa que olvidan muchos, casi todos, que no es otra cosa que los plazos de la cuestión administrativa están parados. Parados hasta que se levante el estado de alarma. Y este, tal vez, solo tal vez, sea el motivo que alzar las patas al vuelo es el trabajo más improductivo que haya.

No estaría de más que los grupos municipales se estuvieran preparando para el después, mientras aprenden algo tan básico como las formas y materias de la negociación. Les va a hacer falta a todos.  Porque la que se nos viene encima, además de las de prepandemia que se han ido quedando pendientes, no van a ser moco de pavo ni bolita de anís. Y en esas veremos si es verdad, como casi todos presumen, de que están para solucionar los problemas. Allá veremos si han aprendido algo de esta indeseable situación y si son capaces de poner en práctica lo aprendido.

Hay quien augura que ya somos mejores que antes del inicio de marzo. Yo no lo creo, viendo como hay quien aprovecha el confinamiento para llevar el ascua a su sardina, cuando no hacen ni la mitad de lo que es su obligación. Al igual que veo quienes creen que se llevarán el mismo ascua a otra sardina, clamando al dios de los sindioses. También veo los silencios que a gritos claman por la nada más absoluta a la espera de los rebotes que pudiera dar el ascua.


El tiempo nos dirá quienes son los unos, los otros y los silentes. Veremos quienes han estado trabajando desde casa y quienes se han encerrado en su vaciedad y lo llaman experiencia.

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