No podía ser de otra manera, se inicia el año 2010, llegan, el próximo día seis, los Reyes Magos, cargaditos de regalos. Aunque en realidad tampoco fue para tanto. Porque veamos si no. Oro, incienso y mirra. No se nos dice en las Sagradas Escrituras que hicieron los padres (biológica una y el otro creyente, o putativo) con el citado oro. Todo hay que decirlo, tampoco nos cuentan si era mucho o poco. Lo que no es cosa baladí. El incienso, suponemos, lo usaron para “odorar” el establo. Sabido es que los establos no son lugares de culto de Chanel ni de otras bestias del buen olor y aromas a precios altos. Y qué decir de la mirra. Si hacemos caso a la wikipedia, como buen blogger, descubrimos que servía para hacer los perfumes, tintas para los papiros y era un importante compuesto para los embalsamamientos. Luego podemos intuir que la mirra la usaron, mucho más tarde; Jesús para el lavado de pies de sus apóstoles. Cuatro de estos, para tinta de los Evangelios y por último, las tres Marías, para embalsamar a Cristo.
De este acto acontecido hace 2009 años, día arriba, día abajo, nos viene la costumbre de hacernos regalos. Bonita costumbre, sí señor. Y por no perder las buenas costumbres debiéramos hacer regalos a todo el mundo. Regalos Urbi et Orbi. Pero eso es un imposible. Suficiente con regalar a la familia y prójimos más prójimos, que la pasta da de sí lo que da (valga la tautología).
Claro está que de forma virtual, desde este blog, me gustaría institucionalizar los Reyes Magos de lo público. Regalos que podemos hacer a nuestros representantes en el común y sus extremidades. Comenzando, pues, de la cabeza a los pies, la cosa para este año va como sigue:
Al Alcalde, le regalamos una clepsidra y un calendario. Para que fije una hora y día para la Audiencia en la que ha de escuchar a la Asociación de Vecinos y para que fije, también, la celebración del Pleno Extraordinario de diciembre. Una máquina de la verdad, para que antes de decirnos o prometernos nada, lo someta a la maquinita y diga solo aquello que la máquina le permita.
Al Concejal de Montes, le regalamos un Buen Papiro y una Pluma Estilográfica "Mont Blanc" que le va al pelo, para que nos presente, por escrito, los nuevos consorcios que se aprobaron el 23 de diciembre de 2002. Y dé cuentas de lo que han hecho con los 60 Euros de cada asociado de la Asociación de Consorciantes.
A los Concejales de Hacienda y Urbanismo, les regalamos una Brújula con GPS, para que se orienten de una vez por todas y diluciden si están en el equipo de gobierno o en la oposición.
A la Concejal de Cultura, le regalamos un proyecto nuevo “El viejo Ayuntamiento, Casa de Cultura. ¡Ya!”
Al Concejal de Industria y cosas varias, le regalamos una máquina de cazar fantasmas, para ver si se da cuenta de que los fantasmas los tiene en la “Casa Grande”. Que por defenderlos a ultranza, sin argumentos y datos, la máquina regalo puede cazarle también a él.
A los Concejales de la oposición, les regalamos un single de vinilo, con la canción de Manolo Escobar, dónde estará "Mi carro” para que no dejen de añorar los paraísos perdidos. Una mano izquierda, para que adquieran costumbres de negociación. Una cabeza nueva, para que les libre Dios de los malos pensamientos. Una máquina de la memoria, para que recuerden lo que prometieron hacer y nunca hicieron en ocho años de mayoría absoluta. Y por último, un micrófono nuevo, para que manifiesten un discurso nuevo (Peace & Love), ausente de infamias hacia “enemigos” políticos y vecinos.
Ellos, todos ellos, no aflojarán (pero ¿les conviene?), nosotros tampoco.
Feliz año nuevo y mejores Reyes.
Un saludo y corred la voz.
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