Decía Julio Anguita y tenía
razón. Los presupuestos municipales se basan primordialmente en programas.
Luego tiene muchas más cosas, que si capítulos, artículos, conceptos,
subconceptos; y otras más engorrosas como la vinculación jurídica, etc. Pero al
final, lo principal son los programas.
Dentro del Programa 2, de la
aplicación 2310-48000, nos dice que es ese programa y que se lo cargamos al
Capítulo 4 de gastos. En este caso de ejemplo, cargamos 12 mil euros a las
ayudas a los comercios del municipio afectados por la crisis sanitaria.
Quiere esto decir que dentro del
programa general 2, vamos a hacer un subprograma para conceder esas ayudas. La
decisión política es que esa ayuda vaya destinada a exonerar del pago de los
recibos de agua y basura de, por ejemplo, los tres trimestres últimos de 2020.
Una vez tomada la decisión
política de la concesión de esas ayudas, ¿qué tenemos que hacer?
Se puede hacer de muchas formas,
pero la directa es hacer las bases, poner las condiciones generales que han de
reunir esos comercios para tener la ayuda. Por ejemplo, que entre marzo y junio
de 2020 tuvieron que estar cerrados. Que las solicitudes las tendrán que
presentar en el ayuntamiento en unas fechas determinadas los titulares del
negocio, aportando copia de las facturas del agua de los citados trimestres.
Tendrán también que aportar un número de cuenta bancaria en la que recibirán el
ingreso. Y que en cualquier caso, cada ayuda no podrá sobrepasar los 700,00 €.
Este sistema sería una ayuda
directa, ya que se le abona al interesado directamente los gastos que ya tuvo
que pagar.
Otra forma, indirecta, hubiera
sido la de hacer las mismas bases, en su momento; pero en vez de pagar
directamente al beneficiario, el ayuntamiento hubiera pactado con Inimawater
que las facturas en cuestión no las girara a los abonados interesados y sí al
propio ayuntamiento, de forma que se le pagaban esas facturas directamente a
Inimawater. El abonado no ve un duro, pero tampoco tendría que desembolsarlo.
Y que no se haya hecho, de una u
otra manera, es una falta de respeto a todos los ciudadanos. Pero no se ha
hecho porque no hay un funcionario que llevara ni lleve la gestión, comprobando
las solicitudes, realizando el expediente y dando el visto bueno la Secretaría
Intervención, para que la Alcaldía firme la concesión.
Como no hay voluntad política para
crear ese empleo público y de calidad, pagamos dietas a un concejal para que lo
haga y resulta que no lo ha hecho. Con el resultado de: ni empleo público de
calidad ni ayudas ante la adversidad.
Haciendo las cuentas a ojo de
buen cubero, para un resultado de 0,00 €, pues no se ha concedido la ayuda
¿cuánto nos ha costado ese servicio? Pongamos 600 del tiempo que tenían que
dedicarle la Secretaría Intervención y la Tesorería; 120 de la Concejalía, más
150 de la Alcaldía. Sin contar luz, etc., hemos gastado 870 Euros para nada.
Va a ser, entonces, que el PRC
tiene una parte de razón. Pues sí, tanta que en el medio año de 2019 y el otro
medio de 2020, hizo exactamente lo mismo con las ayudas a familias en riesgo de
exclusión social. Por eso es que no debiéramos escupir al cielo y sí hacer
programas de empleo público, de organización municipal, de verdaderas ayudas
sociales, etc.
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