viernes, 2 de abril de 2021

20 años no es nada

 

Del indecente batiburrillo del Pleno de 25 de marzo de 2021, hemos de sacar algo positivo. Lo principal es, una lección de todo lo que no deben hacer los concejales en los Plenos: No respetaron la autoridad de la alcaldía. No respetaron los turnos de palabra. Alardearon de malos modos y formas poco educadas de tratarse. Hasta un debate entre la Secretaría Intervención interrumpiendo el turno de un concejal, hemos tenido que soportar. Tan lamentable espectáculo es digno de patio de colegio.

A la secretaría Intervención no se le entiende, por bajo volumen al no usar el micrófono; excepto cuando se enzarzó con el Sr. Izaguirre, pues en el calentón que no debiera permitirse ningún funcionario, levantó suficientemente la voz y no le hizo falta el micro. Si entiende que viene siendo atacada, menospreciada, vilipendiada, acosada por algún concejal o algunos concejales, debiera dirigirse al juzgado pertinente, pues cesterronearlo en un acto público no la beneficia en nada.

Cuando desde la propia Secretaría, la Alcaldía y la Concejalía de Hacienda se reconoce que no les da tiempo a tramitar, por completo, en tiempo, los expedientes, están reconociendo que les falta el personal funcionario suficiente y necesario para tales fines. Por eso mismo, debieran ponerse manos a la obra en la reorganización del ayuntamiento y empezar a hacer las políticas de personal necesarias para acabar con ese déficit; de forma que el ayuntamiento cumpla con sus dos principales máximas: la eficacia y la eficiencia. A ver si es verdad que se han dado cuenta o van a seguir mandando los trabajos a empresas privadas y, lo principal, la tramitación de los expedientes seguirán sin hacerse; y cuando se hace, tarde, mal y a destiempo.

Todavía nos quedan dos años para seguir comprobando que con esta clase política de los dimes y diretes, del y tú más, del pues anda que tú, no vamos a llegar a buen puerto. Es más, no llegaremos a ningún puerto. Navegando a la deriva lo más probable es encallar contra las rocas.

¡Tierra, tierra! Gritó el grumete desde lo más alto del palo de mesana. Lo que no dijo el cabroncete es que era un acantilado rocoso.

Si 20 años no es nada, dos son el 10% de la nada más absoluta.

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